Casona Mas las Heras
Canet d’Adri | Girona / Gerona
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Can Heras es un casona milenaria que cuenta con 300 hectáreas de viñedos, olivos y bosques de encinas.A pesar de la cercanía de Girona, escasamente a 10 kilómetros, todos los edificios quedan camuflados por una frondosa masa boscosa, nacida de la fertilidad de las coladas basálticas del volcán Puig d’Adri.
SE APLICAN SUPLEMENTOS
ADMITE SIN LIMITE DE KG
Can Heras es un casona milenaria, que ha ido creciendo con los siglos, adaptándose a cada tiempo, cada estilo y necesidades de la familia Heras, propietarios de la casa desde sus inicios y hasta hace pocos años lo adquirió el Grupo Brugarol. Aquí no encontrará caprichos decorativos ni las comodidades de otros alojamientos, pero el olor de chimeneas encendidas en cada habitación y las vistas que nos regala nos ofrecen una espiritualidad que ningún otro sitio puede ofrecer.
En las Heras no hay TV ni baños en todas las habitaciones (algunos son compartidos), pero si se puede disfrutar de un jacuzzi ecológico calentando el agua con leña o yendo al huerto a recoger lo que cenaréis más tarde, probar vinos de nuestra bodega en las cuadras o dormir al aire libre cuando hace buen tiempo bajo los tejados de un porche centenario ...
Cada habitación es diferente y es un auténtico recorrido a través de la historia. La parte más antigua de la casa le ofrece la posibilidad de dormir sin más lujo que un colchón en el suelo y una chimenea encendida, entre muros de piedra y con la única luz que la de las velas, sugerente verdad?
La parte modernista (S. XIX) le ofrece más comodidades, calefacción, baños, luz eléctrica y un estilo arquitectónico señorial entre suelos hidráulicos típicos de la época y grandes ventanales neogóticos.
Un mundo de contrastes donde podrá elegir su tipo de experiencia desea vivir. Nuestro equipo le ayudará en todo lo que necesita para hacer su estancia lo más agradable y auténtica posible.
La finca que la rodea cuenta con 300 hectáreas de viñedos, olivos y bosques de encinas.A pesar de la cercanía de Girona, escasamente a 10 kilómetros, exceptuando solamente la vistosa y contundente torre octogonal, todos los edificios quedan camuflados por una frondosa masa boscosa, nacida de la fertilidad de las coladas basálticas del volcán Puig d’Adri. La finca disfruta de un cielo límpido, diáfano, sin contaminación lumínica, lo que permite observar, de noche, la inmensidad del Universo.